Comenzó incluso antes de que saliesemos, en la clase tuvimos que vestirnos, decidir quién era nuestra pareja, ensayar los bailes... Y el momento llegó, estabamos todos nerviosos pero en cuanto comenzamos nuestro desfile por el patio todo encajó a la perfección. Cuando salimos a la calle un montón de mayores nos hacían fotos mientras nosotros cantabamos y hacíamos música con las maracas.
En la plaza, más música y más personas mayores haciendo fotos. En clase bailabamos con sumo gusto pero al llegar a la plaza ¡qué de gente! La mayoría decidió no bailar, tenían mucha verguenza. Y así lo hicieron. Cuando llegaron a clase, se volvieron a desmelenar.
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